Alimentando a la mascota (Olivia)

Supe que necesitaba cazar en cuanto no pude acercarme a ninguno de los Kraft sin desear saltarles a la yugular. Olivia accedió a llevarme a las montañas para que me alimente de algún animal. En el fondo yo sabía que no lo hacía por amabilidad, solo quería verificar que no escapara.

Demetri se había vuelto hosco, no quería acercarse a nadie y sabía que era porque debía tener hambre.

- Cuando tengas hambre debes de decírmelo, no soy adivina- me quejé. ¬¬

-Lo siento muchisimo, pero es que nunca imaginé que necesitaría alimentarme tan pronto -me disculpé.

¬¬ Lo seguí fulminando con la mirada.

- que no se vuelva a repetir. Cada tres días vendremos a buscar tu comida y una vez por semana te daré sangre humana- Me hubiera resultado mejor comprarme un perro pero un vampiro-mascota no estaba mal. Un perro moriría en dos días con mis tratos.

- Me parece bien -acordé y de inmediato sentí el atrayente aroma de la sangre de un oso. Me quité la remera y se la entregué a Olivia. - Creo que es una presa bastante grande y no quiero arruinarla -dije para justificar mis acciones.

- Ok ve, ve, yo veré desde aquí como cazas y si quieres te ayudo con el oso- le dije. Tomé su ropa y la mire. Humm tendría que decirle que había tirado la que traía cuando lo conocí. Era ropa extraña y no quería que desentonará cuando estuviera conmigo.

Asentí y corrí hacia donde mi presa se encontraba. No me equivocaba, era un macho grande y al parecer estaba bastante furioso. Fue una lucha ardua, pero me las arreglé para vencerlo. Bebí la mayor cantidad de sangre que pude hasta sentir que iba a estallar. No sabía porque pero no deseaba poner en riesgo a Olivia y a su familia. Regresé a donde ella se encontraba.
-Listo -anuncié.

- Perfecto. Como regalo por ser una limpia mascota te voya dar algo que sé que te gustara. Cierra los ojos y abre la boca- le ordené. A que esto no se lo esperaba.

Asentí. No me preocupaba tener los ojos cerrados. Mis demás sentidos estaban los suficientemente desarrollados como para mantenerme a salvo. Hice lo que me ordenó, sin vacilar.

En cuanto cerró los ojos saqué mi navaja y me hice un ligero corte en la palma de mi mano. La sangre comenzó a brotar y la cerré en un puño para que fluyera más rápido. Me acerqué a él y colocándome de puntas llevé mi mano a la altura de su boca para que pudiera beber un poco. Era incómodo estar así, de modo que lo llevé a una roca cercana para que se sentara. No iba a admitir que me había equivocado al no pensar en que tendría hambre, sería mi forma de compensarlo.

Apenas el cuchillo rozó su piel y la sangre empezó a brotar, sentí el impulso de abalanzarme sobre ella. Gracias a Dios, acababa de alimentarme y pude contenerme. Se acercó a mi y me hizo beber su sangre. Era una de las más deliciosas que había probado. Me llevó hasta una de las rocas, donde me senté. Tragué un último sorbo. - Gracias , pero ni se te ocurra volver a hacerlo -le pedí secándome la boca.

¬¬

- Malagradecido- me quejé- Dije que te daría sangre humana, nunca preguntaste cómo. Además no puedes prohibirme nada, la próxima semana será de alguien más, debe ser repulsiva mi sangre- ¬¬

- No es de malagradecido, es que tengo miedo de no poder controlarme y acabar con tu vida. Verás, tu sangre es una de las más deliciosas que he probado, cosa que me sorprendió ya que creía que todas sabían igual - le expliqué rápidamente.

- Aja, como digas, además no temo que me muerdas, qué es lo peor que podría pasar?- simulé que pensaba en algo profundo- Que mi hermano quiera matarte? No creo. Ël no haría eso por miedo a que me pasara algo y no saber cómo hacerlo. tranquilo, relax!-miré mi mano que todavía sangraba.- Quiere un poco más, la herida no deja de sangrar y no quiero ir tentándote todo el camino- me burlé.

- No no quiero -dije rechazando su oferta. - Me da pena que tengas tan poco aprecio por tu vida, se nota que no te das cuenta de que si me descontrolo te puedo dejar seca, vacía -

- Vamos, no me hagas derramar mi preciada sangre. Te la doy porque aprecio mi vida, si fuera tan descuidada dejaría pasar varios días sin darte una sola gota de sangre. A cambio hago esto por ti y así me pagas, no eres divertido.- Dije viendo como sangraba mi mano. Creía que no tomaba mi vida en serio, pero era otra cosa lo que sucedía realmente.

- Terminarás por sacarme de mis casillas -le respondí. - Hazme el favor de cubrirte la herida o se te va a infectar-

Lo miré con una risa burlona. No se me había olvidado que había intentado exasperarme antes.
- Te dije que no me das órdenes- espeté - si tanto te preocupa que se infecte no lo hará, a menos que meta mi mano en el fango, cosa que no haré, no soy estúpida.

Limpié mi mano en mi blusa y la envolví con un pañuelo.

- Ten- le dije devolviendole su remera.

¬¬

Tomé la remera y me la puse. - La piel del ser humano esta cubierta de germenes y no hace falta que metas la mano en fango para que se infecte y menos si es de semejante tamaño -

Lo ignoré.

- No me tienes que dar sermones, además recuerda, eres mi mascota, no mi consciencia. Ya tengo suficiente con los demás como para que hasta tu me andes regañando. Por cierto, la ropa que traías antes ya no existe.

- Muchas gracias, era todo lo que me quedaba de mi vida humana -le agradecí con sarcasmo.

Me giré para verlo.

- Espera, no me dijiste eso- dije con terror. Genial, lo había echado todo a perder!- Espera, explícame!

-Era la misma muda de ropa que usaba cuando escapé del palacio hace años-expliqué.-Evitaba usarla para que no se dañara, pero las otras se me fueron destruyendo por cazar animales y tuve que usarla -

Maldición.

- La buscaré- le dije sin pensar- La encontraré y te la daré de vuelta.

Si me hubieran hecho lo mismo hubiera saltado sobre el culpable y lo hubiera matado. Al menos él tenía auto control

- No lo sabía, era algo anticuada y pensé que no servía ya.

- Claro que era anticuada, fue hecha para mi en 1917 -respondí irónico. La pérdida de las prendad me dolía, pero por alguna razón no quería dañarla.